Yo vivo en un país donde la mayoría se sobrepone a los "no hay" e inventa soluciones y sobrevive aún cuando las cosas se ponen difíciles. Y las personas de mi país no renuncian a sus ideas, ni a la alegría, ni a la solidaridad. No es el mejor país del mundo, pero es MI ISLA.

lunes, 1 de octubre de 2012

¿Demasiado pronto para el sexo?



Es posible que usted lo recuerde, después de todo iniciarse en el sexo no es un evento que ocurra todos los días. 
Seguramente viene a su memoria la incertidumbre sobre si aquel era el momento correcto para debutar en esta nueva etapa de la vida. ¿Ha pensado que a los adolescentes de su familia puede estar ocurriéndoles lo mismo?
Tal vez sus hijos, sobrinos, nietos o los chicos del barrio, tienen la misma duda. Gústenos o no, es frecuente que con 14 o 15 años, a veces con menos edad, los muchachos comiencen a tener relaciones sexuales. Puede que usted sea de los que advierta a los suyos que primero deben casarse o esperar la mayoría de edad, antes de tomar una decisión tan importante; sobre todo en el caso de las hembras -pues a los varones la sociedad les ha permitido comportamientos más licenciosos.
Un estudio de la Oficina Nacional de Estadística e Información reveló en 2009 que la edad de inicio de las relaciones sexuales en Cuba tiende a estar alrededor de los 16 años (15 para los varones). Con tan corta edad, no se ha alcanzado la total madurez física, cognoscitiva ni emocional para asumir la responsabilidad del acto.
De nada sirve regañar, castigar o golpear a los adolescentes para que no se atrevan a hacerlo, de todos modos la decisión de comenzar la vida sexual es personalísima, solo ellos pueden escoger con quién y en qué  momento lo harán. ¿Esto significa que los padres no tienen cómo evitar que sus hijos corran los riesgos de una iniciación precoz?
Claro que no. El papel de la familia es fundamental por la inexperiencia que caracteriza a los jóvenes a la edad en que -por lo general- tienen su primera vez. Los mayores podemos contribuir a que lo hagan cuando estén listos para afrontar las consecuencias que podría acarrear la vida sexual activa.
Es común que por la falta de información, curiosidad y deseos de experimentar nuevas vivencias, los adolescentes cambien frecuentemente de compañeros sexuales, corriendo el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, pues no siempre usan preservativo.
También en esta etapa de sus vidas es menor la probabilidad del uso responsable de anticonceptivos y, por tanto, aumentan las posibilidades de que se produzca el embarazo.

De ahí que establecer con ellos una comunicación franca, signada por el  cariño y el respeto a su individualidad, es la mejor manera de guiarlos.
Hay que explicarles que no están listos física, psicológica ni económicamente para asumir la maternidad o paternidad; así como lo peligrosos que resultan los procesos para interrumpir la gestación -dejando siempre claro que estos no son medios anticonceptivos.
Es importante informar a las muchachas sobre las dificultades que  podrían presentarse durante la gravidez o el alumbramiento en la adolescencia. Complicaciones en el embarazo, parto prematuro, prolongado y difícil por la incapacidad del feto para pasar a través de la pelvis materna -pues muchas veces el canal de parto no tiene las dimensiones necesarias- son algunos de los riesgos. 
Cuando se produce el nacimiento antes de término, los neonatos pueden sufrir bajo peso, afecciones neurológicas, respiratorias y digestivas, incluso es posible que peligre su vida en los primeros días.
Por otra parte, si se decidiera la interrupción del embarazo la joven tendría que someterse a procedimientos que -aunque en Cuba se realizan con amplias garantías- siempre implican peligros, como perforación del útero y hemorragias. 
Dotar a nuestros hijos de conocimientos sobre los problemas que pudiera provocar el inicio precoz de la vida sexual, no se trata de atemorizarlos, sino de propiciarles los argumentos para reflexionar en torno al tema.
Usted puede convertir el hogar en el espacio idóneo para que los jóvenes conversen sobre sus preocupaciones, sin temor la censura, de manera que les sea más fácil afrontar las presiones que a veces ejerce el grupo.
Contribuir a que tengan criterio propio en cuanto al momento para iniciar esta nueva etapa y la conducta que asumirán, es la mejor manera de cuidarlos.
No siempre es fácil acostumbrarse a la idea de que las nuevas generaciones piensan y actúan diferente a los jóvenes de otro tiempo, cuando había menos desenfado incluso para tratar estos temas y los padres evitaban el asunto; sin embargo, salvo para ordenar que las féminas debían llegar “inmaculadas” al matrimonio -
La vida ha cambiado, la sociedad tiene menos prejuicios; pero también es cierto que adentrarse en el mundo del sexo precozmente no es aconsejable, sobre todo por los riesgos que entraña. Sin embargo, atemperar la educación que damos a la realidad actual es preparar a los más jóvenes para tomar decisiones correctas, a pesar de su inexperiencia.

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