Yo vivo en un país donde la mayoría se sobrepone a los "no hay" e inventa soluciones y sobrevive aún cuando las cosas se ponen difíciles. Y las personas de mi país no renuncian a sus ideas, ni a la alegría, ni a la solidaridad. No es el mejor país del mundo, pero es MI ISLA.

jueves, 5 de julio de 2012

Cruzada por la alegría de los niños con cáncer





Fotos: Jorge Luis Guibert
“Solo los alegres curan…”
François Rabelais

Cuando llega el doctor se hace la luz, el miedo a las inyecciones, la tristeza en los ojos de los niños y la incertidumbre de los padres, desaparecen. El hombre alto y corpulento hace salir al sol de las sonrisas y la certeza del cáncer y del peligro de muerte huye de la alegría y la esperanza que irradia el payaso Olín, con su roja nariz y una corbata enorme.
Desde 2007, Dr. Manuel Verdecia lidera un proyecto que ha ido consolidándose y aunando a profesionales de la salud de otros ramos y a estudiantes de psicología. Cruzada por la alegría, es el nombre de este empeño.
Se trata de una estrategia psicoterapéutica que produce beneficios mentales, emocionales y somáticos, que no cura por sí sola, pero permite prevenir estados de ánimo desfavorables y facilita las terapia haciéndolas más eficaces.
Una vez por semana el galeno, deja de ser el prestigioso especialista en Oncología Pediátrica del Hospital Docente Infantil Sur de Santiago de Cuba, y se convierte en el histrión de los zapatos grandes, la peluca roja, y el traje verde y anaranjado. Se arma de juguetes y accesorios médicos y sale por los pasillos diciendo “¡qué maravilla, vengan los niños, vengan a ver esto!”. Y como si su apariencia fuera flauta mágica de encantar pequeños, van tras él los infantes.
Pero no es este un espectáculo, sino una práctica cuyos beneficios para la salud han sido reconocidos por la comunidad científica internacional.
Hacer reír a los niños aquejados de tumores malignos sólidos o de leucemias, a sus acompañantes y a los profesionales del equipo asistencial, es una tarea tan importante y rigurosa como la prescripción del tratamiento médico para extender la vida de los menores.
“Usamos la risa  como medicina, basándonos en sus efectos psico-fisiológicos; es fundamental para sustituir el miedo y la ansiedad que produce esta enfermedad en pacientes, familiares y colectivo médico, por la alegría.
“Desde que surgió la psicología como ciencia reconoce los efectos positivos de la risa en el mejoramiento del estado de ánimo de los pacientes. La salud está íntimamente relacionada con la calidad de vida -que implica el pleno disfrute  biológico, social y espiritual- y a su vez con los estados emocionales. No hay nada mejor que un estado de ánimo alegre”, explica el Dr. Verdecia.
A cambio de una sonrisa del pintoresco personaje, los niños colaboran con el examen físico. Luego de escuchar el llamado de Olín, los chicos de otros cubículos no pueden esperar, salen a “espiar” y a perseguir al payaso en busca de un truco o de uno de los actos de equilibrio que el galeno logra con facilidad asombrosa.
“Para nadie es un secreto  que cuando el médico, vestido con la bata blanca, se presenta ante un niño, suscita el rechazo porque el paciente suele asociar al doctor con prácticas que ocasionan molestias -dice.
“Sin embargo, la risoterapia favorece la relación médico-paciente, se logra que los menores cooperen más  durante el examen físico   -incluso facilita el trabajo con los más pequeños, pues con algunos juguetes puedo explorarles el movimiento de los globos oculares, de la cabeza y de los miembros-, además el tratamiento llega a un paciente que está en mejores condiciones para asimilarlo. En mi opinión es una manera de mejorar el método clínico.”
Madelaine Cisnero es la madre de Yosvani, un niño de 4 años que padece leucemia linfocítica aguda. Esta mujer renueva sus fuerzas con cada sonrisa que el médico logra en poner en el rostro de su hijo.
“Eso lo alegra mucho, tanto a él como a mí. Los niños no saben lo que tienen, pero los padres sí y es muy difícil convivir con esta realidad. Por eso agradezco mucho estos momentos de alegría.”
 Yeneisy Vázquez, es una de las madres que debe andar por los pasillos custodiando los pasos torpes de su niña de 19 meses. La pequeña sale en busca del payaso aunque todavía no le corresponda el examen físico.
“Hay veces que la inyectan tanto que le teme a las enfermeras y llora solo de verlas. Pero cuando ve al payaso se pone contenta, se ríe y sale corriendo a verlo, por lo menos se distrae.”
Pero en realidad, los beneficios que experimentan estos infantes son muchos más que los percibidos. Al reír se ponen en marcha unos 400 músculos, incluidos algunos del estómago que sólo se ejercitan durante la risa; se estiran los huesos de la columna vertebral y las cervicales, donde solemos acumular las tensiones; se limpian los ojos pues la carcajada aditiva las glándulas lagrimales y entra el doble de aire en los pulmones.
Asimismo, se oxigena la piel y se activa el sistema neuroendocrino, propiciando la producción de neurotransmisores o mediadores en el cerebro, que contribuyen a la salud mental.  La risa provoca serenidad, disminuye el estrés y la ansiedad.
En pocas palabras: mejora la calidad de vida.
El proyecto Cruzada por la alegría es el único con estas características en el país. La idea de su creación fue inspirada por una experiencia internacional, la labor del médico norteamericano Match Adams.
En Cuba no es una práctica generalizada, pero sí se ha empleado la ristoterapia. En los dos últimos decenios del siglo pasado en el Hospital Docente Infantil Norte hubo acciones en este sentido, y luego a inicios la pasada década, el psicólogo Omar Ruiz, la aplicó en Villa Clara.
Actualmente, el Dr. Manuel Verdecia aboga por la creación de proyectos similares en los servicios de Oncología y Hematología Pediátricas en Cuba. Además de Santiago de Cuba, las provincias de La Habana, Holguín, Camagüey, Villa Clara y Pinar del Río poseen centros para la atención de infantes aquejados de enfermedades malignas.

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