Yo vivo en un país donde la mayoría se sobrepone a los "no hay" e inventa soluciones y sobrevive aún cuando las cosas se ponen difíciles. Y las personas de mi país no renuncian a sus ideas, ni a la alegría, ni a la solidaridad. No es el mejor país del mundo, pero es MI ISLA.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Santiago de Cuba: miradas a una ciudad

“Una ciudad caribeña”, “la más cubana”, “la más rebelde”… así la definen cubanos y extranjeros, personas que no escapan del embrujo de una urbe crecida entre montañas, nutrida de tradiciones africanas, francesas, haitianas y españolas. Única por su conga, su vieja trova y su historia, amanece cada nuevo siglo Santiago de Cuba.
Nació en 1515, fundada por el Adelantado Diego Velázquez y fue hasta 1556 la capital del archipiélago.
Próspera por la producción de café y azúcar, las actividades agrícola y  minera, la ciudad fue extendiendo sus predios con una fisonomía singular y pintoresca que ha ido metamorfoseando. Influencias culturales de varios continentes configuraron su identidad y derivaron costumbres, tradiciones, artes y letras muy propias.
Pintada por Joaquín Tejada, Emilio Giro y Manuel Justo Rubalcaba,  cuna de escritores como José María Heredia, Luisa Pérez de Zambrana y José Antonio Saco; inmortal en las melodías de Pepe Sánchez, Miguel Matamoros y Sindo Garay,  e imponente por las edificaciones eclécticas de Carlos Segrera, Santiago de Cuba ha influido considerablemente en la cultura de esta nación caribeña.  En sus campos germinaron temerarios defensores de la libertad. Hombres como Antonio y José Maceo, Quintín Bandera, y Guillermón Moncada, fueron titanes forjados en la fragua de esta tierra de altas montañas.
Testigo de guerras independentistas y de la nefasta irrupción de Estados Unidos en la historia de Cuba, se volvió en el siglo XX cuna cálida y rebelde de la Revolución.
Como en la centuria anterior, dio a la nación sus mejores hijos para librar la batalla hacia la definitiva libertad. Inolvidables fueron las gestas del Moncada y del 30 de Noviembre de 1956 y la guerra de guerrilla en sus montañas; inolvidables los nombres de Frank País, Renato Guitart, Tony Alomá, Otto Parellada y José (Pepito) Tey. De ahí que este país se honrara al conceder a Santiago, en 1984,  el título honorífico de Héroe de la República de Cuba.
La ciudad vista por la gente
Basta preguntar a quien transita por la ciudad, o al nostálgico ausente qué significa Santiago de Cuba para que afloren abrumadoras respuestas cargadas de amor y respeto por una ciudad que ya se aproxima a sus primeros cinco siglos.
Manuel Domínguez, habanero, radicado en España dijo a esta reportera: “¿Sabes algo? Pues que a mi Santiago de Cuba me encanta: me gusta su gente, su historia, sus fiestas...
Siempre he dicho que cuando muera, me entierren en Santiago.
Hace dos años regresé allí y cada vez que voy, más enamorado estoy de tu Santiago, que ... ¿Por qué no? Mío también.”
Tomás Rodríguez, de Ecuador afirma: “Santiago me gusta porque la gente es más sencilla, además la comida es más buena, la ciudad parece una réplica pequeña de la mía (Guayaquil, Ecuador), y las mujeres son mas voluptuosas. Santiago es calidez sublime…
Es tanto para mí Santiago, sus museos, sus plazas, la pizza a la vuelta de la catedral…” 
¿Qué distingue a Santiago?
“La cultura universitaria, el clima, la alegría de las personas y la música. Es la única ciudad cubana que considero caribeña o con verdaderas costumbres caribeñas y eso lo demuestra la música, la fusión del reggae, el modo de vestir y la forma de bailar de su gente”, asegura el bayamés radicado en la capital, Ismael Francisco, periodista y fotógrafo de Prensa Latina.
“La distingue su ambiente de ciudad: la vida nocturna, por ejemplo, lo colorida, o más bien, pintoresca; la forma de vestir, de hablar y de ser de las personas. De Santiago me gusta la arquitectura, en general, y que esté en medio de lomas”, dice Aylén Medina, bayamesa.
Baldo Alexy Blanco, de la localidad suroriental de Manzanillo, Granma, asevera que “es una ciudad muy interesante, se vive a un ritmo diferente de las demás ciudades cubanas...”
Las personas tienen sus opiniones acerca de lo que debería cambiar en Santiago: las empinadas lomas, la vulgaridad de muchos santiagueros, los altos precios, el calor, el sol abrazador y la actitud, a veces  desafiante, de la gente. Pero Santiago de Cuba es eso también: una ciudad de fuego con sus luces y sombras, como tantas otras.Y quien la ama, la asume.